Este trastorno afectivo es una forma de expresión de dolor que se manifiesta con síntomas psíquicos y somáticos, por lo que para el diagnóstico y tratamiento de la depresión es muy importante valorar el entorno del CONSULTANTE
de la autoestima...) y somáticos (pudiéndose presentar en forma de pérdida del apetito, disminución del peso corporal, astenia, alteraciones del sueño con periodos de insomnio y de somnolencia, etcétera). A la hora de realizar un diagnóstico correctamente se ha descartar los episodios de tristeza pasajera o frustración, que se consideran como una reacción natural de la persona ante acontecimientos negativos como las situaciones de duelo por la pérdida de un ser querido u otras como divorcios o separaciones; aunque si se prolonga más allá de los seis
meses o es tan importante que sea incapacitante puede desembocar en lo que clínicamente se conoce como una depresión mayor.
¿Sufro realmente una depresión?
Se pueden presentar síntomas depresivos ante situaciones que conlleven un fuerte estrés,
Se pueden presentar síntomas depresivos ante situaciones que conlleven un fuerte estrés,
ya sea tipo laboral, económico o de relaciones interpersonales, que irán remitiendo paulatinamente a partir de que desaparezca el desencadenante del estrés; es lo que se denomina trastorno adaptativo con estado de ánimo deprimido.
Igualmente hay que descartar las depresiones secundarias, que son aquellas que muestran síntomas depresivos pero que tienen su causa en problemas somáticos o están provocados
por ciertos medicamentos.Se trata de un problema muy frecuente, se estima que afecta a 350 millones de habitantes en todo el mundo, siendo, según la OMS, la primera causa de
discapacidad mundial.
Los diferentes tipos de depresión se clasifican en función a los síntomas que muestra el paciente.
Grupo A
· Duración no inferior a 2 semanas.
· No atribuible al consumo de sustancias psicoactivas o a trastornos mentales orgánicos.
Grupo B
· Humor depresivo no habitual en el paciente, constante durante todo el día y mantenido en el tiempo de forma casi constante. No varía con las circunstancias ambientales del sujeto, y persiste al menos durante 2 semanas.
· Pérdida o ausencia de interés por actividades anteriormente placenteras.
· Aumento de la capacidad de fatiga, o pérdida de la vitalidad habitual.
Grupo C
· Pérdida de la autoestima y de la confianza en uno mismo. Sentimiento de inferioridad no justificado prolongado en el tiempo.
· Auto-reproches constantes y desproporcionados con sentimiento de culpa excesiva e inadecuada.
· Pensamientos de muerte o suicidio recurrentes, incluyendo tentativas.
· Disminución de la capacidad de concentración y pensamiento. Suele acompañarse de falta de decisión.
· Aparición de lentitud de las funciones motoras, o agitación.
· Alteraciones del sueño.
· Variaciones del peso corporal por descontrol alimentario (aumento o descenso marcado del apetito).
Grupo D
· Presencia de síndrome somático, compuesto por alucinaciones, delirios, retardo psicomotor o estupor grave, concordantes o no con el estado anímico del paciente.
De acuerdo a estos criterios se puede clasificar el cuadro depresivo en:
Episodio depresivo leve
Presenta dos o tres síntomas del grupo B. Estos pacientes, por lo general, son capaces de continuar con sus actividades habituales con total normalidad.
Episodio depresivo moderado
El consultante presenta al menos dos síntomas del grupo B y un cierto número del grupo C, hasta conformar un mínimo de seis síntomas. Estos pacientes presentan dificultades manifiestas para el desarrollo de las actividades habituales.
Episodio depresivo grave
Presentan todos los síntomas del grupo B, unidos a varios del grupo C, hasta conformar un mínimo de ocho síntomas. Estos pacientes presentan una situación emocional marcadamente ligada a la angustia, especialmente con pérdida de autoestima y sentimientos intensos de culpa e inutilidad.
En estos episodios cobran relevancia los intentos de suicidio, asociados a la carga somática, principalmente en los pacientes de sexo masculino, por lo que estos pacientes deben ser controlados de forma constante e incluso, en determinados casos, se debe valorar la hospitalización del paciente. En esta fase pueden aparecer asociados síntomas del grupo D.
Síntomas y diagnóstico de la depresión
Son varios los síntomas que pueden presentarse durante la depresión, sabiendo que, cuantos más síntomas se aparezcan y cuanto más graves sean, más difícil será la recuperación.Existen diversos organismos que han establecido, en función de la presencia de determinados signos clínicos, distintos baremos de valoración y clasificación de la depresión. Los más usados a nivel clínico y de investigación son los reflejados en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV) de la Asociación americana de Psiquiatría, y de la 10ª edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10). De acuerdo con la clasificación de la CIE-10 se emplea un listado compuesto por diez síntomas depresivos generales para su diagnóstico, y otro listado más amplio para la clasificación del episodio como leve, moderado o grave (con presencia o ausencia de síntomas psicóticos).
Son varios los síntomas que pueden presentarse durante la depresión, sabiendo que, cuantos más síntomas se aparezcan y cuanto más graves sean, más difícil será la recuperación.Existen diversos organismos que han establecido, en función de la presencia de determinados signos clínicos, distintos baremos de valoración y clasificación de la depresión. Los más usados a nivel clínico y de investigación son los reflejados en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV) de la Asociación americana de Psiquiatría, y de la 10ª edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10). De acuerdo con la clasificación de la CIE-10 se emplea un listado compuesto por diez síntomas depresivos generales para su diagnóstico, y otro listado más amplio para la clasificación del episodio como leve, moderado o grave (con presencia o ausencia de síntomas psicóticos).
De forma general, deben existir al menos dos de estos tres síntomas típicos de la depresión:
Ánimo o humor depresivo no habitual en el paciente, constante durante todo el día y mantenido en el tiempo de forma casi constante.
Pérdida o ausencia de interés por actividades anteriormente placenteras.
Aumento de la capacidad de fatiga, o pérdida de la vitalidad habitual.
La CIE-10 establece que un episodio depresivo se diagnostica a través de los siguientes parámetros:
Estado de ánimo depresivo, de duración no inferior a dos semanas.
Situación no atribuible al empleo de sustancias psicoactivas o a la presencia de algún trastorno mental orgánico.
Presencia de síndrome somático: en otras clasificaciones se denominan “síntomas melancólicos” o “síntomas endogenomorfos”. Son:
Disminución o desaparición del interés y la capacidad de disfrute por las cosas que anteriormente resultaban placenteras.
Ausencia de respuestas emocionales ante eventos que, generalmente, suelen desencadenar reacciones.
Alteraciones del sueño: es especialmente frecuente la incapacidad de conciliar el sueño (insomnio de conciliación), la de mantenerlo durante más de dos horas consecutivas (insomnio de mantenimiento), o despertarse al menos dos horas antes de la hora prevista.
Empeoramiento progresivo durante el día del humor depresivo.
Aparición de lentitud en las funciones motoras o agitación.
Disminución marcada del apetito.
Disminución del peso corporal por descontrol alimentario (aumento o descenso marcado del apetito) de al menos un 5% en el último mes evaluado.
Disminución marcada o ausencia de apetito sexual.
Pérdida de la autoestima y de la confianza en uno mismo. Sentimiento de inferioridad no justificado prolongado en el tiempo.
Auto-reproches constantes y desproporcionados con sentimiento de culpa excesiva e inadecuada.
Pensamientos de muerte o suicidio recurrentes, incluyendo tentativas.
Disminución de la capacidad de concentración y pensamiento. Suele acompañarse de falta de decisión.
En este sentido también es muy importante el papel de la familia a la hora de detectar los síntomas de la depresión.
Tratamiento Ánimo o humor depresivo no habitual en el paciente, constante durante todo el día y mantenido en el tiempo de forma casi constante.
Pérdida o ausencia de interés por actividades anteriormente placenteras.
Aumento de la capacidad de fatiga, o pérdida de la vitalidad habitual.
La CIE-10 establece que un episodio depresivo se diagnostica a través de los siguientes parámetros:
Estado de ánimo depresivo, de duración no inferior a dos semanas.
Situación no atribuible al empleo de sustancias psicoactivas o a la presencia de algún trastorno mental orgánico.
Presencia de síndrome somático: en otras clasificaciones se denominan “síntomas melancólicos” o “síntomas endogenomorfos”. Son:
Disminución o desaparición del interés y la capacidad de disfrute por las cosas que anteriormente resultaban placenteras.
Ausencia de respuestas emocionales ante eventos que, generalmente, suelen desencadenar reacciones.
Alteraciones del sueño: es especialmente frecuente la incapacidad de conciliar el sueño (insomnio de conciliación), la de mantenerlo durante más de dos horas consecutivas (insomnio de mantenimiento), o despertarse al menos dos horas antes de la hora prevista.
Empeoramiento progresivo durante el día del humor depresivo.
Aparición de lentitud en las funciones motoras o agitación.
Disminución marcada del apetito.
Disminución del peso corporal por descontrol alimentario (aumento o descenso marcado del apetito) de al menos un 5% en el último mes evaluado.
Disminución marcada o ausencia de apetito sexual.
Pérdida de la autoestima y de la confianza en uno mismo. Sentimiento de inferioridad no justificado prolongado en el tiempo.
Auto-reproches constantes y desproporcionados con sentimiento de culpa excesiva e inadecuada.
Pensamientos de muerte o suicidio recurrentes, incluyendo tentativas.
Disminución de la capacidad de concentración y pensamiento. Suele acompañarse de falta de decisión.
En este sentido también es muy importante el papel de la familia a la hora de detectar los síntomas de la depresión.
Los fármacos antidepresivos están reservados para los casos de depresión moderada o grave |
Una vez diagnosticada la depresión, el paciente debe iniciar el tratamiento, siendo en casi todos los casos una acción combinada de terapia farmacológica con apoyo psicológico. Es muy importante que antes de que el paciente inicie cualquier terapia, sea informado por su médico de la duración del tratamiento de la depresión, los beneficios que se van a intentar alcanzar, y los efectos secundarios que se pueden desarrollar a lo largo del tratamiento.
Tratamiento farmacológico de la depresión
De forma general, el tratamiento farmacológico de la depresión se suele limitar a los cuadros depresivos moderados o graves. En los pacientes diagnosticados de depresión leve no se suele recurrir a terapia farmacológica, debido a su estrecho perfil beneficio-riesgo. Únicamente se recomienda en caso de fracaso de otras terapias, problemas médicos o psicológicos asociados, o historial previo de depresión moderada o grave.
En los pacientes con depresión moderada o grave, la terapia farmacológica se considera un tratamiento de primera línea, aunque existe un 38% de pacientes que al cabo de 6-12 semanas no presentan respuesta al tratamiento instaurado, y en un 54% de los pacientes no existe remisión de los síntomas. En el siguiente apartado detallaremos los principales grupos de fármacos antidepresivos con más detalles, así como sus efectos y las claves para aplicarlos.
Tratamiento psicoterápico de la depresión
Las terapias psicológicas más empleadas en el tratamiento de la depresión por su carácter específico son la terapia cognitivo-conductual (TCC) y la psicoterapia interpersonal (TIP).
La terapia cognitivo-conductual se ha mostrado tan efectiva como la psicoterapia interpersonal (más lenta en lograr los objetivos que la TCC y la farmacoterapia) y la terapia farmacológica, lo que la ha convertido en la terapia psicoterapéutica de elección en el abordaje de la depresión moderada, grave o resistente
La duración de la terapia variará en función del tipo de depresión diagnosticada, la situación personal del paciente y la evolución de este. En pacientes con depresión grave o crónica, si la terapia psicoterápica se asocia a tratamiento farmacológico la efectividad siempre será superior a cualquiera de estas terapias por separado.
La terapia cognitivo-conductual, asociada al tratamiento de mantenimiento, contribuye a incrementar la efectividad del mismo para evitar la aparición de recidivas. Esto es especialmente beneficioso para aquellos pacientes con antecedentes de recaídas, o que presentan síntomas residuales, ya que son los que tienen un mayor riesgo de sufrir de nuevo episodios depresivos
autoayuda guiada: su objetivo es que los pacientes adquieran capacidades de autocontrol y manejo de la sintomatología de este trastorno. Se empelan tanto soportes bibliográficos, como materiales digitales. Aunque se ha demostrado buena efectividad en pacientes con depresión leve-moderada, no se conocen los efectos a largo plazo.
Las terapias psicológicas más empleadas en el tratamiento de la depresión por su carácter específico son la terapia cognitivo-conductual (TCC) y la psicoterapia interpersonal (TIP).
La terapia cognitivo-conductual se ha mostrado tan efectiva como la psicoterapia interpersonal (más lenta en lograr los objetivos que la TCC y la farmacoterapia) y la terapia farmacológica, lo que la ha convertido en la terapia psicoterapéutica de elección en el abordaje de la depresión moderada, grave o resistente
La duración de la terapia variará en función del tipo de depresión diagnosticada, la situación personal del paciente y la evolución de este. En pacientes con depresión grave o crónica, si la terapia psicoterápica se asocia a tratamiento farmacológico la efectividad siempre será superior a cualquiera de estas terapias por separado.
La terapia cognitivo-conductual, asociada al tratamiento de mantenimiento, contribuye a incrementar la efectividad del mismo para evitar la aparición de recidivas. Esto es especialmente beneficioso para aquellos pacientes con antecedentes de recaídas, o que presentan síntomas residuales, ya que son los que tienen un mayor riesgo de sufrir de nuevo episodios depresivos
autoayuda guiada: su objetivo es que los pacientes adquieran capacidades de autocontrol y manejo de la sintomatología de este trastorno. Se empelan tanto soportes bibliográficos, como materiales digitales. Aunque se ha demostrado buena efectividad en pacientes con depresión leve-moderada, no se conocen los efectos a largo plazo.
Ejercicio físico: está demostrada la capacidad del ejercicio físico para mejorar el bienestar personal, tanto físico como psíquico. En los pacientes con depresión leve-moderada, un programa de ejercicio de intensidad moderada, de 40-45 minutos, 2-3 veces a la semana, durante un periodo de 10 a 12 semanas, podría repercutir en una clara mejoría de la sintomatología depresiva
Lcdo. Luis Alvarado
Maestría en Psicología Social
Consultor Psicosocial
Diplomante de psicoterapia Gestalt
0416-9535200